¿QUE ES LA DANZA?

La danza es tan importante que siempre que hay una ocasión especial, como una Boda, un cumpleaños o la celebración de un hecho histórico, nos ponemos a bailar o vemos desplegar su arte por algún grupo de bailarines.

Hay dos tipos de danza; la que todos bailamos por puro gusto y la que practican los bailarines como expresión artística.

A esta última se le conoce como danza académica, pues se estudia a lo largo de varios años, aunque también puede llamarse danza escénica, ya que se presenta en teatros o foros ante un público.

La danza es un lenguaje que expresa emociones, formas e ideas por medio de movimientos corporales ejecutados al compás de un ritmo.

¿De dónde viene y como nació?

Imagina a los primeros seres humanos; andan de un lado para otro, tienen hambre y no entienden ni por qué se hace de noche; entonces, llaman al sol, a la lluvia, al jabalí, nace como un ritual religioso.

Como me gusta la danza, mi ritual empieza con el ritmo de mi corazón, lo repito golpeando el suelo con mis pies luego con las manos...listo ya estoy danzando!!!!!!

Ahora mi danza comienza descubriendo que la gente nunca dejó de bailar...

En la historia de la danza, el ballet nació en Italia en el Siglo XVI, pero pronto viajó a Francia, donde alcanzó su esplendor.

Si nos trasladamos al mundo del Imperio Romano, ellos convirtieron la danza en circo, y la iglesia católica la prohibió como espectáculo.

Por toda Europa se abrieron teatros así, dio inicio la vida profesional de los bailarines, que incluyó por primera vez a las mujeres.

Ahí surgieron las zapatillas de punta, para dar el efecto de que el cuerpo humano pierde peso, se aleja de la tierra, vuela.

¡Adoro ver a las bailarinas convertidas en sílfides representando a una graciosa "Giselle"! al igual como grandiosas hadas, cisnes y princesas con una música esplendorosa.

El romanticismo creó una forma de danza que incluía elementos del teatro y de la pantomima.

Así fue como el ballet comenzó a contar historias que suceden en mundos de ensueño.

Por esta época surgió el ballet imperial Ruso, reino indiscutible del maestro Marius Petipa, cuyas obras de ballet, "La Bella Durmiente", "El Lago de los Cisnes", y "El Cascanueces" continúan hoy deleitando al público.

La música de todas ellas la compuso el muy ya famoso Pietr Ilich Chaikovski.

La magia del ballet nos presenta en el escenario el cuerpo de baile que es una especie de coro que comenta lo que está pasando. Puede ayudar a la atmósfera, hacer figuras geométricas en el escenario como una pintura que se mueve.

El "dueto", esta parte de la coreografía se planea para el lucimiento de los bailarines.

Luego si miramos con bastante detenimiento el papel del coreógrafo; se parece al del escultor, pues ambos buscan crear formas interesantes en el espacio. Así, los cuerpos de los bailarines pueden ser vistos como esculturas en movimiento.

Sin bailarines no hay danza, y sin embargo para que esta llegue a ser un espectáculo, se necesita una persona, el coreógrafo que diseñe, a partir de la música, todo lo que va a verse en el escenario y que guíe el trabajo colectivo hacia una realización artística capaz de conmover al público.

Por regla general, un coreógrafo se entrena primero como bailarín. Aunque no llegue a ser un gran intérprete, es necesario que conozca los retos que enfrentan los ejecutantes.

Detrás de la función de danza que deleita al público hay un gran número de artistas y técnicos. A la cabeza de este equipo se encuentra el coreógrafo .

Las escuelas de coreografía no sólo enseñan las técnicas del ballet clásico y de la danza contemporánea, sino también historia, música, escenografía, iluminación, vestuario y composición dramática, pues todo ello interviene en un espectáculo de danza.

Elige una música que te guste y echa volar la imaginación, ese es el chiste; ¡crear, equivocarse, corregir y disfrutar!

¡Música Maestro!

Aunque a veces sucede que músico y coreógrafo trabajan en equipo, no es lo más frecuente.

El músico compone por su cuenta y quizás, algún día, un coreógrafo elija su creación para cierto montaje escénico.

Pueden pasar varios siglos, como ocurre con la danza actual que utiliza música barroca del siglo XVII.

Los compositores necesitan considerar los tiempos que requiere cada movimiento corporal y espacial para crear compases adecuados a la danza.

La música y la danza se acompañan y complementan.

El coreógrafo explora la sugerencias de la música, y el compositor, los recursos musicales que apoyan la coreógrafía.

Si te fijas, no sólo la música melódica puede bailarse. También la música concreta, la electrónica y la que está elaborada con sonidos de la naturaleza o de la calle.

El ritmo es el ingrediente más poderoso, tanto de la música como de la danza.

Si embargo, la música tiene otras cualidades que el coreógrafo y los bailarines deben tomar en cuenta; la profundidad, la atmósfera, la emoción.

Sigamos hablando de los bailarines, hay varios tipos de ellos; los solistas son aquellos que han alcanzado tal virtuosismo que pueden llevar papeles principales y tener momentos en los que únicamente ellos ocupan el escenario.

Otros, en cambio, quizá con menos experiencia, conforman el cuerpo de baile, una especie de coro que comenta los hechos o que constituye una pintura móvil.

Sólo con horas de ejercicios, las piernas se elevan cada vez más alto, el tronco se arquea más hacia atrás y los brazos se extienden más a lo lejos.

El instrumento de trabajo del bailarín es su cuerpo, por ello debe entrenarlo con rigor desde muy joven. ¡ Adiós a las golosinas!

Si al principio la danza sólo podía ser ejecutada por figuras masculinas, con el tiempo la mujer llegó a ser la estrella; quedando el bailarín como un mero apoyo para su lucimiento.

Sólo en tiempos recientes algunos tipos de danza permiten que hombres y mujeres se expresen por igual.

Los bailarines utilizan su cuerpo entero.

¿Qué tal si para entretenerte juegas un poco?

Pon la música que te guste, luego bailala moviendo una sola parte del cuerpo; las rodillas, los codos, los dedos de los pies, la nariz, la espalda, los hombros, la lengua...

¿Que tal?

Es hermoso jugar con la música ¿verdad?

Ahora me estoy acordando de las vestimentas del baile; me llegó como recuerdo de niña.

El "tutú" que usaba cuando frecuentaba en la Academia de Baile.

Fueron tiempos lindos; me dio nostalgia, por eso se me impregnó el gusto por la danza.

El surgimiento del ballet obligó a cortar las faldas por una parte, para dar mayor libertad a los pies de la bailarina y, por otra, para que el público pudiera ver las acrobacias sobre las zapatillas de punta.

Así surgió el famoso "tutú", el diminuto vestido de ballet clásico.

Ahora sigo bailando en forma abierta a la libre expresión; así como Isadora Duncan; danzo solo con la forma, el azar y la naturalidad de los gestos cotidianos.

Mis pies descalzos y etéreas túnicas es mi vestuario para que mi cuerpo tenga mayor libertad.

¡Creelo es lo ideal!!!!!

Si lo comparo con la rigidez de la danza de las cortes Europeas, pasos cortos, lentas vueltas y discretos movimientos de brazos; además de los apretados corsés y las pesadas faldas que apenas dejaban respirar a la gente de la nobleza.

¡Voto a la simplicidad!!!!!! es mi estilo...

Ahora las personas dedicadas a la danza intercambian visiones, técnicas y ritmos que enriquecen la danza en el mundo.

Tambien dan inicio a combinaciones interesantes entre la danza y otras disciplinas artísticas.

Tal es el caso de la danza-teatro, promovida y seguida por bailarines de todo el mundo.

La danza en nuestro tiempo, aunque el ballet tradicional sigue vivito y coleando, algunos creadores han hecho un experimento: bailar los pasos clásicos al ritmo de piezas musicales muy distintas a las de Chaikovski.

Por eso vayamos al teatro a ver a los bailarines, y nosotros sigamos moviendo el cuerpo al ritmo de la música.

Disfrutemos de lo maravilloso que es escuchar buena música, sigamos nuestro instinto de mover el cuerpo son sonidos infinitos, estemos libres de movimiento en la vida con buen ritmo, descalzos dentro de la simplicidad, cual mariposa de alas cristalinas !!!!!!!

Mónica Díaz Montoya